Acreedor: Es aquella persona jurídica o física que te exige el pago
–de acuerdo a unas condiciones pactadas previamente– de algo que has adquirido
con anterioridad.
Activo: Los activos de una empresa son “aquellos bienes materiales
(equipos, inmuebles, máquinas, etc.) e inmateriales (patentes, marca, etc.) que
tiene para el normal desarrollo de su actividad”, señala Gloria Montes,
profesora de dirección financiera de la EOI. Cuando la empresa ya está en
marcha, aparte de bienes, también tiene derechos de cobro (siempre que venda a
crédito). Los activos o inversiones pueden ser de corto o largo plazo.
Activo corriente: También se le conoce como activo circulante (con
el anterior Plan General de Contabilidad) “y lo integran inversiones que van a
convertirse en dinero en el plazo máximo de un año. Son activos generosos, que
retienen dinero, pero lo reintegran rápidamente. Un activo corriente es el
crédito de clientes y los almacenes (stocks)”, apunta Montes.
Activo no corriente: También fijo o inmovilizado (con el anterior
PGC). “Lo componen inversiones que retienen dinero por tiempo permanente (más
de un año). Son activos de mayor riesgo porque si las expectativas no se
cumplen, deshacerlos de forma precipitada, casi siempre conllevan pérdidas de
capital, esto es, no se recupera el dinero invertido. Son, por ejemplo, los
terrenos, naves, construcciones, bienes de equipo, patentes, investigación y
desarrollo, etc.”.
Activo financiero: “Inversiones que no tienen un vínculo directo
con la explotación. Fianzas, depósitos, cuentas financieras y participaciones
en otras empresas. Pueden ser de corto plazo integrándose en el activo
corriente o de largo plazo, en el activo no corriente”, dice.
Activo intangible: También conocido como inmovilizado inmaterial
–con el anterior PGC–, “son inversiones permanentes (a largo plazo) que tienen
su expresión en un bien sin materia. Por ejemplo, las patentes o las
concesiones administrativas”, aclara Montes.
Amortización: Es el proceso por el que se paga de forma periódica
una deuda contraída con anterioridad.
Aportaciones al capital: Se entienden como tal, todos aquellos
bienes o derechos que aportan los socios de una empresa para entrar a formar
parte de esa sociedad.
Arrendamiento financiero: También conocido como leasing financiero.
“Es una política financiera que permite disponer de un activo inmovilizado en
régimen de explotación (alquiler) y,
al final del contrato, se puede ejercer la opción de compra. Es una financiación
de alto interés cuando se generan beneficios, debido a la deducción fiscal”.
Inmovilizado financiero: Es un activo no corriente “que se origina,
bien de inversiones en capital de otras empresas o de depósitos de dinero
condicionados por operaciones mercantiles (fianzas y depósitos). Las primeras
persiguen obtener el control e influencia en otras empresas, réditos o
plusvalías; las segundas, están condicionadas por un tercero a fin de
garantizarse un contrato o servicio”, según Montes.
Inmovilizado inmaterial: Échale un vistazo a la definición de
‘activo intangible’.
Inmovilizado material: Son todos aquellos elementos tangibles, propiedad
de la empresa, que están aplicados a la actividad. Su vida útil es superior a
un año. “Un activo material es un activo no corriente que está expresado en
algo que tiene materia, como terrenos, bienes de equipo, etc. No serían
materiales, las patentes y la investigación y desarrollo, que serían
intangibles”, aclara Montes.
IVA repercutido y soportado: El primero “es un impuesto indirecto
que grava las operaciones mercantiles de venta de bienes o prestaciones de
servicios”. Y el segundo “es un impuesto indirecto que grava las operaciones
mercantiles de compra de bienes o prestaciones de servicios”, señala la
profesora de la EOI. Como apunta Pardo, el repercutido es el que el emprendedor
grava a sus ventas. Y el soportado, es cuando la empresa por comprar, soporta,
es decir, es con el que le gravan las compras que hace. Este experto subraya
que “el IVA se suele asociar a un concepto fiscal y de recaudación, pero
también es un indicativo del valor que genera una empresa, es decir, cuanto más
IVA repercute es que más vende y, si vende mucho y además soporta poco IVA,
puede dar una indicación de productividad. Está generando muy valor interno
porque compra poco. Habría que tener en cuenta excepciones, por ejemplo, en
algunas empresas de servicios integrales, como las de limpiezas, que soportan
poco IVA porque los materiales que utilizan son más baratos. En otros sectores,
el IVA es un gran indicador de generación de valor”.






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